lunes, 15 de octubre de 2012

BIOGRAFA JEAN PATOU CALIDAD SIN LIMITES











Jean Patou disfrutó de su mayor fama y reconocimiento en el período de entreguerras, durante los «locos años veinte», cuando París vivía una efervescencia sin precedentes y los afortunados vividores reclamaban lujo y modernidad a partes iguales; una receta que Patou supo servir mejor que nadie. Procedente de una familia de curtidores y tratantes de pieles, prefirió emplear el nombre de Parry en lugar del suyo para su primera sastrería, para evitar que lo identificaran con aquéllos. Sin embargo, la guerra se interpuso antes de que pudiera hacerse un nombre entre los grandes de la moda. Hombre de gran atractivo físico y de un especial magnetismo personal, muchos de los que lo conocieron coinciden al afirmar que los años de combate en las trincheras lo devolvieron convertido en un hombre más temerario aún que antes, más entregado al momento por el momento mismo. En efecto, la afortunada combinación de talento y atrevimiento convirtió muy pronto su nueva casa de modas en una de las más celebradas de su tiempo, en competencia directa con la mítica Chanel. 

Aficionado al deporte y devoto de la velocidad y la juventud, verdaderos artículos de fe en los círculos vanguardistas de la época, su gran descubrimiento fue la ropa deportiva: los primeros modelos para esquiar y las ligeras y escandalosas prendas de tenis que la gran campeona Suzanne Lenglen lució en sus repetidas victorias en Wimbledon fueron obra suya.

 Jean Patou equipó a la primera generación de bañistas, cuando se descubrieron a un tiempo las playas y las vacaciones veraniegas, y lo hizo con unos trajes de baño ajustados que causaron escándalo y sensación en su momento. También creó para ellos, en 1927, el primer aceite solar (Huile de Chaldée} y el perfume a juego (Chaldée). Sin embargo, la mayor temeridad de Jean Patou fue contratar a seis modelos estadounidenses para los desfiles, lo cual representaba un insulto a la femineidad francesa, según la interpretación que mereció su elección en numerosos salones y periódicos de su país. La intención de Jean Patou era adaptar sus diseños al tipo de la mujer estadounidense, más alta y delgada que la francesa, pues no en vano la mayor parte de sus ventas estaban destinadas al mercado de Estados Unidos. Como no podía ser de otro modo, la incursión de Jean Patou en el mundo del perfume estuvo marcada por la novedad y el atrevimiento, siempre en busca de los «afortunados» que podían acceder al mayor lujo: justo después del hundimiento de la Bolsa de 1929, lanzó al mercado el perfume más caro del mundo, realizado a partir de rosas de mayo y jazmines cultivados expresamente, y empleados con una generosidad sin igual a la hora de crear la nueva fragancia, que ha inspirado los perfumes de la marca durante años. El colaborador de Jean Patou en esta creación fue el perfumista Henri Almeras; en quien había confiado también para sus perfumes Amour Amour, Que sais-je? y Adieu Sagesse, cuyos nombres insinúan, según Patou, una breve y esquemática historia de amor, tal como se decía en la misma época de los célebres perfumes de Worth. La prematura muerte del creador en 1936 dejó la firma en manos de su sobrino Jean de Mouy, quien ha dedicado sus mejores esfuerzos a los nuevos perfumes de la marca, dejando la alta costura en manos de jóvenes y prometedores diseñadores de la talla de Karl Lagerfeld o Christian Lacroix. La joya de la nueva generación de perfumes fue 1000, creada en 1972 con la colaboración de Jean Kerleo, digno sucesor de Almeras. En 1984, doce perfumes de la firma fueron reeditados con el nombre de «Ma collection», y posteriormente (1992) realizó el lanzamiento de Sublime, para el que confió en unas notas de naranja y mandarina, sobre el acorde ya familiar de rosa y jazmín.perfumesJean Patou llegó a ocupar un lugar destacado en la sociedad elegante y ávida de excesos del París de entreguerras, gracias a su talante atrevido y a su capacidad de fascinación.

BIOGRAFIA LANVIN LA GRAN DAMA



Aunque Lanvin es mucho más que una fragancia, la historia y génesis de Arpège nos ofrecen un retrato humano de primera magnitud de su creadora, la legendaria Jeanne Lanvin. Nacida el año 1867, en el seno de una familia humilde, sus tempranas habilidades como costurera le valieron un viaje a París y un primer empleo en el taller de Madame Félix, una afamada sombrerera.





 Tras cuatro años de duro aprendizaje, reunió el capital suficiente para abrir una tienda en una diminuta habitación interior. En esa época, el sombrero era el rey de las prendas; y Lanvin demostró que tenía un gran talento. Tras un año de aventura en solitario, el negocio iba viento en popa y Lanvin se había convertido en diseñadora de moda. En 1886 conoció al conde Emilio di Pietro durante una de sus numerosas visitas al hipódromo de Longchamp, se enamoraron y contrajeron matrimonio ese mismo año. Fruto de su unión fue la pequeña Marguerite; o Marie-Blanche; como gustaba llamarla su madre. Su hija se convirtió en su modelo preferida; y la fantasía, delicadeza y gracia de sus diseños infantiles abrieron a Lanvin nuevos horizontes profesionales. En 1923 conoció a Madame Zed; una excéntrica dama rusa, famosa por su buen gusto en el diseño de fragancias. Entre ese año y 1926, Madame Zed la proveyó de numerosos perfumes, la mayoría de los cuales los reservó para su uso personal, aunque algunas creaciones, como Mon Peché (más conocido por su traducción inglesa, My Sin) o Clair de Jour, fueron comercializados con gran éxito. Arpége surgió cuando Lanvin pensó en un regalo adecuado para el trigésimo cumpleaños de Marie-Blanche, que se debía celebrar el 31 de agosto de 1927. 


Por aquel entonces, Paul Vacher y André Fressyer habían sustituido a Madame Zed como máximos responsables de la división de perfumes de la marca, y Arpège —así llamado en honor de la trayectoria pianística de Marie-Blanche— se convirtió en el primer y más importante reto de sus respectivas carreras. El perfume vio la luz en la fecha indicada, y desde ese momento, la fragancia, en su hermoso frasco con la imagen de Lanvin bailando con su hija, se convirtió en una de las más apreciadas y, a la postre, longevas de la historia.



Arpège: De excepcional calidad estética, para crear Arpège se utilizaron aceites esenciales puros; de ahí la riqueza del perfume. Paul Vacher y Jacques Fraysse, sus creadores, integraron más de sesenta ingredientes en su composición. Las notas Arpège se desgranan una a una, pausadamente, como en un arpegio. El perfume y su nombre habían nacido al mismo tiempo. Arpège es el perfume distinguido y elegante para una gran dama.








DE NORMA JEAN A MARILYN MONROE





El 5 de agosto de 1962, la actriz estadounidense Marilyn Monroe, el gran mito erótico de los años cincuenta, fue hallada muerta en su casa de Hollywood. Aunque el forense dictaminó que la actriz se había suicidado con una sobredosis de somníferos, las causas de su muerte permanecen aún confusas; se apreciaron algunas contradicciones en el informe médico de su trágico fin. Las dificultades profesionales y su agitada vida sentimental parecieron estar en el origen de su muerte. En cualquier caso, la jovialidad y el vivir desenfrenado y despreocupado que muchas veces había representado en el cine y fuera de él se corresponden poco con el verdadero perfil de su vida, marcada por las contradicciones y los complejos de una niñez y una juventud desgraciadas, seguidas después de un éxito arrollador al que no supo hacer frente, ni siquiera cuando creyó encontrar, junto a personalidades como Arthur Miller, la estabilidad y la seguridad que persiguió durante toda su vida.

Marilyn Monroe en una imagen de 1953
Marilyn Monroe, de verdadero nombre Norma Jean Baker (o Norma Jean Mortenson, apellido de su padrastro), nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, en el estado norteamericano de California. Hija de Gladys Baker, quien nunca le comunicó la identidad de su padre, su primera infancia fue muy dura. Su madre la dejó en manos de un matrimonio amigo hasta que cumplió siete años; entonces se la llevó a vivir consigo. Pero un año más tarde Gladys fue internada en un sanatorio psiquiátrico en el que se le diagnosticó una esquizofrenia paranoide, enfermedad que luego Marilyn creería haber heredado, especialmente cuando era internada por sus frecuentes depresiones. Su infancia y adolescencia transcurrieron entre un orfanato (en el que ingresó a la edad de nueve años y trabajó como ayudante de cocina), la casa de sus abuelos y las de varias familias que la adoptaron. En una de estas casas de acogida sufrió al parecer abusos sexuales por parte del cabeza de familia cuando contaba ocho años.
Nada hacía pensar que Norma Jean tuviera una futura carrera como actriz, ni tan siquiera el hecho de que su madre, una mujer extraordinariamente atractiva, hubiera trabajado durante un tiempo como montadora de negativo en Consolidated Film Industries. Marcada por la inestabilidad emocional y la pobreza, a los dieciséis años, tras abandonar sus estudios, se empleó en una planta de construcción de aviones. En la misma fábrica conoció a un mecánico de 21 años, James Dougherty, con quien contrajo matrimonio el 19 de junio de 1942 y de quien se divorciaría cuatro años después.
De modelo a actriz
Ese mismo año de 1946 un fotógrafo de modas la descubrió y la convenció de que se hiciera modelo. Así, la aún llamada Norma Jean comenzó su carrera como modelo bajo la tutela de la agente Emmeline Snively, que le sugirió cambiar el color de su cabello, que era castaño de nacimiento, por el característico rubio platino. Durante esta época, Norma Jean realizó un sinfín de campañas publicitarias, siendo muy recordadas las que hizo para anunciar trajes de baño. Paralelamente, su carácter inquieto y deseoso siempre de adquirir nuevos conocimientos la llevó a tomar clases de arte dramático en el Actor's Lab de Hollywood y a asistir a cursos de literatura en la Universidad de Los Ángeles (UCLA).
El rostro de la modelo comenzaba a ser muy conocido. Sus innumerables trabajos publicitarios hicieron que en 1947 el magnate Howard Hughes, propietario de la compañía cinematográfica R.K.O., le ofreciera hacer unas pruebas de pantalla con el objeto de saber si podía dar juego ante una cámara cinematográfica; pero Norma Jean prefirió aceptar una oferta de la 20th Century Fox para trabajar unos meses como actriz de reparto. Intervino en tres películas olvidables en los que no fue debidamente acreditada, y ya entonces se verificó el cambio de nombre: Norma Jean pasó a llamarse Marilyn Monroe. Uno de sus primeros papeles era de figurante entre una multitud; se trataba de la película de Frederick Hugh Herbert Scudda Hoo! Scudda Hay!, con June Harver. En un momento del film, Marilyn se separaba del grupo para saludar a la actriz principal. Esta escena, sin embargo, se cortó luego en el montaje, y Marilyn recordaba algunos años después: "Una parte de mi espalda es visible en un plano, pero nadie lo supo aparte de mí y algunos amigos íntimos."
Un año después la Fox rehusó renovarle el contrato, por lo que aceptó uno nuevo de parecidas características en Columbia. Para esta compañía actuó en la comedia musicalLadies of the chorus (1948), de Phil Karlson. Marilyn era una modesta bailarina de striptease llamada Peggy Martin y cantaba dos canciones. Para preparar este papel recibió lecciones del director musical de la Columbia, Fred Karger, con quien se cree que mantuvo relaciones íntimas. Al año siguiente participó en el que sería el penúltimo filme de los hermanos Marx más o menos al completo (Groucho, Harpo y Chico), Amor en conserva (Love Happy), de David Miller. En la película, Marilyn contoneó sus caderas con tanta donosura que Groucho, que interpretaba al detective Sam Grunion, manifestó por ella con su proverbial histrionismo un bullicioso deseo.
Con Groucho Marx en Amor en conserva (1949)
A continuación consiguió, ya para la productora Metro Goldwyn Mayer, un papel breve pero de suma importancia para su futuro como actriz: en el excelente thriller de John Huston La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950), interpretaba con bastante soltura a Ángela, la amante de un gángster al que acaba por traicionar. El siempre atento Joseph L. Mankiewicz, que había iniciado su carrera como realizador cuatro años antes, reparó en la joven Marilyn y le ofreció otro pequeño pero suculento papel en su melodrama Eva al desnudo (All About Eve, 1950). En esta película interpretaba a una superficial aspirante a actriz en lo que podríamos calificar como uno de los primeros papeles que respondían al estereotipo que más tarde se crearía de ella.
Poco antes, en 1949, Marilyn, que durante un tiempo compaginó las profesiones de actriz y modelo, dio su primer golpe en aras de la celebridad al posar para una sesión fotográfica cuyo resultado es aún hoy una de las más genuinas imágenes de una pin-up girl. Se trata de las imágenes que muestran en tomas cenitales a Marilyn desnuda sobre un cubrecamas de color rojo. Algunas de las fotos aparecerían ese mismo año en un calendario, y algo después, en 1953, una de ellas sería la portada del primer número de la famosa revista erótica Playboy. Esto, sin duda, fue un verdadero acontecimiento mediático, quizá de los primeros que pueden ser comparados a los que se dan hoy día.
Mientras tanto, la actriz no abandonaba su carrera en el cine. Tras realizar algunos papeles secundarios no demasiado destacables, en 1952 apareció en algunos títulos de cierta importancia, bien por sus directores, bien por el trabajo que desempeñó en ellos: Encuentros en la noche (Clash by night), de Fritz Lang; No estamos casados(We're not married), de Edmund Goulding; el episodio que Henry Koster realizó para el film colectivo Cuatro páginas de una vida (O´Henry's Full House); y la película de intrigaNiebla en el alma (Don´t bother to knock), de Roy Ward Baker, en el que encarnó de manera muy convincente al personaje de Nell Forbes.
En Niebla en el alma (1952)
Marilyn estuvo verdaderamente espléndida en su papel de Nell, una niñera perturbada que había intentado suicidarse en el pasado y que, desesperada y medio loca tras haber perdido a su gran amor, se disfraza ahora con las joyas de su señora para seducir a un atractivo piloto. La niña a la que debe cuidar aquella noche, Benny, frustra sus planes, por lo que la alucinada muchacha la amenaza primero con destriparla con tanta facilidad como a una muñeca, y luego la amordaza y la ata a la cama. En esta sádica y desquiciada relación con la pequeña, Marilyn dio muestras de una convincente crueldad que, al tiempo que desvelaba sus excelentes dotes dramáticas, tal vez le trajo a la memoria los horrores sufridos durante su propia infancia. Fue sin duda uno de los mejores papeles de su carrera.
Estrella de la comedia
Pero el filme realmente importante de ese año fue la comedia de enredo Me siento rejuvenecer (Monkey Business), de Howard Hawks, el director que junto a John Huston y Billy Wilder tal vez supo extraer lo mejor de Marilyn Monroe. En esta comedia, verdadero clásico del género escrita por Ben Hecht, Charles Lederer y I.A.L. Diamond, hacía el papel de una secretaria rubia y tonta junto a dos verdaderos monstruos del género, Cary Grant y Ginger Rogers. La maestría de la puesta en escena y la espléndida carpintería dramático-cómica de la película era lo que estaba necesitando la carrera de Marilyn, que por fin podía demostrar su valía más allá de los estúpido que pudiera ser el personaje que interpretara. Además, y como se vería más adelante, fue en la comedia más o menos pura donde la actriz dio lo mejor de sí misma.
En 1953 iba a hacer las primeras tres películas en que su contribución era importante. En primer lugar, Niágara , un filme de suspense a lo Hitchcock que dirigió el siempre eficiente Henry Hathaway, pero que no era el tipo de producción idónea para la actriz. Mucho más importante, ya que tal vez es el título que marca el inicio de Marilyn Monroe como estrella y como mito sexual, es Los caballeros las prefieren rubias (Gentlemen prefer blondes), una nueva comedia, esta vez musical, de Howard Hawks.
Los caballeros las prefieren rubias, basada en una ingeniosa novela de Anita Loos, contaba la historia del enfrentamiento de dos coristas, una morena, la turgente Jane Russell, y otra rubia, Marilyn, que tratan de cazar a uno de los solterones más deseados y ricos de América. En esta película, plagada de excelentes gags y de provocativos números musicales, Marilyn demostró que era, además de una buena actriz de comedia, una notable cantante y bailarina, con un estilo personal y muy sugestivo. De hecho, el buscado personaje masculino, que interpretó Charles Coburn, optaba finalmente por quedarse con Lorelei Lee, la rubia.
Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias
Cómo casarse con un millonario (1953)
El tercer trabajo que hizo ese año fue un filme argumentalmente bastante parecido, Cómo casarse con un millonario (How to marry a millionaire), de Jean Negulesco, en el que Marilyn y otras dos actrices, esta vez Betty Grable y Lauren Bacall, se proponían conquistar a un millonario a toda costa. No tan exuberante ni rotunda como la anterior, era una película que explotaba en clave de comedia la disparidad de físicos y caracteres de las tres intérpretes femeninas y, por tanto, resultaba un trabajo muy a la medida de las aptitudes de Marilyn Monroe. Como consecuencia de estos sensacionales trabajos, en 1954 le sería otorgado el prestigioso Globo de Oro a la mejor actriz.
Convertida en menos de un año en una de las estrellas más rutilantes del firmamento cinematográfico hollywoodiense, el 14 de enero de 1954 contrajo matrimonio con el mítico jugador de béisbol Joe DiMaggio, uno de los primeros deportistas estadounidenses cuya popularidad era comparable a la de una estrella del cine. La boda fue uno de los acontecimientos sociales más sonados de ese año, pero sólo unos meses después, el 27 de octubre, DiMaggio y Marilyn se divorciaron. A pesar de ello, y según el testimonio de amigos de la actriz, Joe DiMaggio fue, de los tres maridos que tuvo, el único al que quiso realmente.
Joe DiMaggio
Cinematográficamente hablando, 1954 no fue un gran año si se compara con el precedente o con los siguientes. Participó en dos títulos; el primero fue un peculiar cruce entre el melodrama y el western que dirigió Otto Preminger, Río sin retorno (River of no return), un buen filme coprotagonizado con Robert Mitchum en el que Marilyn no brilló especialmente. El segundo, la comedia musical Luces de candilejas (There's no business like show business), realizada por Walter Lang, resultó de un nivel muy inferior a las que había protagonizado el año anterior.
En la cumbre
Pese a los éxitos profesionales que había obtenido en poco tiempo, su vida personal no era nada satisfactoria. Además del reciente fracaso sentimental con DiMaggio, no cesaba de luchar para demostrar que era algo más que una cara y una figura bonitas. Cuanto más se convertía en una sex-symbol, más intentaba no sucumbir a la conformista imagen que proyectaba. El acoso al que era sometida por parte de los directivos de las productoras era constante. Si en sus filmes ella atraía al hombre con su cuerpo y su inocente encanto, en la vida se jactaba de no haber aceptado nunca acostarse con los productores y jefes de los estudios, algo que a buen seguro le habría facilitado las cosas para conseguir mejores papeles, sobre todo en los inicios de su carrera.
Por otra parte, su arraigado complejo de nulidad intelectual, seguramente causado por haber abandonado pronto los estudios, la llevó a nuevas actividades. En 1955, por ejemplo, acudió al prestigioso Actors Studio neoyorquino para tomar clases con Lee Strasberg. Inducida por Strasberg, estudió el psicoanálisis con la finalidad de conocerse más a sí misma y hacer aflorar su potencial interpretativo. Strasberg, un hombre generoso, la trató como un padre y le ofreció intervenir en sesiones teatrales del centro, protagonizando obras como Un tranvía llamado deseo, de Tenessee Williams, y Anna Christie, de Eugene O´Neill. Estos detalles fueron objeto de burlas por parte de ciertos ambientes de Hollywood que se obstinaban en verla como una actriz cuyo único atributo valioso era el de despertar una irrefrenable atracción en los hombres.
Las dos películas en las que intervino a continuación, aunque excelentes, presentaban al personaje que debía interpretar como alguien con más de un paralelismo con esa otra Marilyn de la vida real. Tanto en La tentación vive arriba (The seven year itch, 1955), de Billy Wilder, como en Bus Stop (1956), de Joshua Logan, Marilyn llevó a cabo dos interpretaciones estupendas. Pero el gran público, en lugar de cambiar la idea que tenía de la actriz fijándose en su capacidad interpretativa, todavía la encasillaba más, debido a que eran papeles similares a la imagen que desde los estudios se había dado de ella.
Marilyn Monroe en La tentación vive arriba (1955)
y en Bus Stop (1956)
La presión habitual a la que se sometía a una gran estrella, el menosprecio que sentía que le profesaban algunos profesionales de la industria y el descontento consigo misma no tardaron en hacer mella en Marilyn. Su comportamiento en los rodajes era cada día más problemático, con frecuentes impuntualidades, excusas para intempestivas ausencias y malas relaciones con actores y técnicos. Por esta época comenzó a tomarse períodos de descanso en clínicas debido a las depresiones en que cada vez con mayor frecuencia se veía sumida.
Con todo, seguía estando en el ojo del huracán, siendo el objeto preferido de la prensa; pero también ello resultaba frustrante. Aceptaba conceder una entrevista a la espera de que algún periodista se interesara por sus inquietudes intelectuales, por lo que leía o por el tipo de películas que le gustaría interpretar, pero lo único que encontraba sistemáticamente eran burdas cuestiones de tocador. Algunas de sus respuestas de entonces se convirtieron en célebres, como cuando aseguró que no usaba ropa interior o que para dormir sólo se ponía Chanel n. 5. Así es que, inconscientemente o no, la propia Marilyn terminaba contribuyendo a consolidar la percepción que de ella tenía la gente.
Nuevos rumbos
1956 fue un año crucial en su vida, ya que el 29 de junio se casó con el dramaturgo Arthur Miller, para lo que debió convertirse previamente al judaísmo. Este enlace fue más sorprendente si cabe para el público y la prensa que el de DiMaggio. Miller, escritor y dramaturgo serio, proveniente de la élite intelectual judía, de posiciones ideológicas abiertamente izquierdistas, se casaba con una mujer que supuestamente era la antítesis: superficial, frívola, sin ideas propias y que aparecía habitualmente en las portadas de la prensa amarilla. Y quienes le auguraron lo peor, acertaron, ya que este tercer y último matrimonio fue un nuevo fracaso personal. La desenfadada e ingenua Marilyn Monroe no congenió con el exclusivo círculo de intelectuales neoyorquinos en que se desenvolvía Miller, y a pesar de que no se divorciaron hasta enero de 1961, pronto se distanciaron de forma irremediable.
Arthur Miller y Marilyn Monroe
Entretanto, Marilyn había puesto en marcha un nuevo proyecto que causaba el recelo de los jefes de los estudios: su propia productora. Cansada del maltrato y el desprecio, en 1957 viajó a Gran Bretaña para protagonizar y producir El príncipe y la corista (The Prince and the Showgirl), nueva variación algo más dramática del tema de Los caballeros las prefieren rubias y Cómo casarse con un millonario. Como director y partenaire suyo Marilyn eligió al shakesperiano y muy británico Laurence Olivier. El rodaje fue, como venía siendo habitual, algo turbulento, con enfrentamientos con Olivier, retrasos, pastillas y alcohol. Curiosamente la crítica especializada, que ya había destacado su buen hacer como actriz dramática enBus Stop, fue unánime al señalar que la espontaneidad y el encanto de Marilyn habían eclipsado a Olivier, aunque fue inmisericorde con la película.
De regreso a Estados Unidos, volvieron a surgir los problemas, las inseguridades y los temores de Marilyn: un matrimonio que ya no funcionaba; unos estudios cada vez más refractarios a contratarla, por extraño que esto pudiera parecer dada su inmensa popularidad; nuevas depresiones; nuevas estancias en sanatorios o clínicas de descanso, y dos nuevos factores, o cuando menos más acentuados: el consumo de alcohol y de píldoras, en especial barbitúricos.

En El príncipe y la corista (1957)
En su siguiente película, Con faldas y a lo loco (Some like it hot, 1959), genial y mordaz comedia sobre el amor y el transexualismo en que volvió a dirigirla Billy Wilder, el rodaje se convirtió en un verdadero suplicio. En sus memorias, Wilder lo recordaría como la experiencia más traumática de su carrera debido al imprevisible comportamiento de la actriz, que nunca llegaba a la hora o que, simplemente, tenía que repetir hasta 65 veces un plano en el que tan sólo tenía una frase. No obstante, y gracias en cierto modo a la buena química que había con los otros dos actores principales, Tony Curtis y Jack Lemmon, el resultado final fue satisfactorio; el trabajo de Marilyn sería premiado en 1960 con un nuevo Globo de Oro, esta vez en la categoría de mejor actriz de comedia o musical.
En 1960, coprotagonizó junto al actor francés Yves Montand el film de George Cukor El multimillonario (Let´s make love). Aunque con un planteamiento habitual en la filmografía de Monroe (chica humilde pero con ansias de superación que encuentra el amor en un hombre rico), Cukor imprimió al argumento un mayor acento dramático. Era una producción suntuosa, correctamente realizada, y con un buen trabajo de la pareja protagonista, pero aun así había algo en el conjunto que no terminó de funcionar. Durante el rodaje, Monroe y Montand tuvieron un romance que no pasó a mayores. Marilyn se enamoró del actor, pero para Montand no era más que una aventura. Una vez más, la mujer más deseada del mundo no encontraba o tenía dificultades para conservar un amor.
Un triste final
Su última aparición cinematográfica, si descontamos la incompleta y no estrenada película de Cukor Something´s got to give, fue para muchos críticos y aficionados el mejor trabajo de cuantos realizó Marilyn Monroe. Vidas rebeldes(The Misfits, 1961), de John Huston y con guión del aún marido de Marilyn, Arthur Miller, era un filme elegíaco, tocado con la rara cualidad de lo irrepetible, que unía en la pantalla a tres grandes actores, Clark Gable, Montgomery Clift y Marilyn Monroe, tres estrellas que además estaban atravesando por distintos motivos unos momentos personales especialmente delicados. Una historia de perdedores, tan del gusto de Huston, que en un último crepúsculo encontrarán al menos un lugar donde poder descansar y compartir sus experiencias con alguien. Intensa y emotiva, quizá este papel fue el mejor regalo que pudo hacer a Marilyn Arthur Miller, con quién se divorciaría poco después, el día 21 de enero de 1961, justo una semana antes del estreno de Vidas rebeldes. Su sentida interpretación de la divorciada Roslyn Taber, que encuentra un nuevo amor en el personaje que encarna Gable, volvió a ser destacada en 1962 con un nuevo Globo de Oro.

En Vidas rebeldes (1961)
Los últimos meses de la vida de Marilyn presentan una serie de zonas oscuras que probablemente nunca lleguen a esclarecerse, como su relación con el entonces presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, que parece probado que fue de naturaleza íntima, o más tarde con el hermano de éste, el senador Robert Kennedy, en la que algunos indicios pueden hacer pensar que fue tan sólo de amistad. De cualquier modo, los nombres de ambos aparecieron entonces y siguen apareciendo hoy en el asunto de la muerte por suicidio de la actriz, que falleció el 5 de agosto de 1962 a causa de una sobredosis de barbitúricos en su casa de Brentwood, California.
A las 3 de la madrugada, la señora Murray, su ama de llaves, la encontró en la cama en una postura extraña, con el teléfono fuertemente aferrado en una de sus manos y las luces encendidas. Un frasco vacío de Nembutal encima de la mesilla atestiguaba la ingestión masiva de pastillas por parte de la estrella. El médico forense certificó su muerte y expresó su convencimiento de que se trataba de un suicidio. En años posteriores, una auténtica industria del escándalo, de la que formarían parte la prensa amarilla, la de extrema derecha y un Norman Mailer arruinado y angustiosamente necesitado de dinero, especularon incansablemente sobre la relación entre su muerte y los hermanos Kennedy.
No era la primera vez que había ingerido una sobredosis de barbitúricos combinada con alcohol: exactamente lo mismo había ocurrido en la primavera del año anterior, poco después de la separación de Miller y del estreno deVidas rebeldes. La policía, extrañamente, no reveló el nombre de la sustancia que había tomado Marilyn, e incautó y rehusó hacer públicas las cintas magnetofónicas de la compañía de teléfonos en que estaban grabadas las llamadas que efectuó la noche de su muerte. Esto no hizo más que confirmar las sospechas de que Marilyn llamó a alguien en busca de ayuda, alguien cuya alta posición pública no le permitía afrontar el escándalo que hubiera supuesto verse envuelto en semejante asunto.
Pese a la infinidad de biografías y libros que sobre ella se han escrito (incluyendo su autobiografía, aparecida póstumamente en 1974), en los que se ha podido percibir esa otra Marilyn que no se ajusta al tópico, aún hoy sigue apareciendo en primer lugar, o en un lugar muy destacado, en toda clase de rankings más o menos frívolos: en 1995 fue votada por los lectores de la revista inglesa Empire como la actriz cinematográfica más sexy de todos los tiempos; la misma revista, en 1997, la situaba como la octava estrella del cine (masculina y femenina) más grande de todos los tiempos; y en 1999, la americana People Magazine la consideraba la mujer más sexy del siglo.

La tentación vive arriba (1955)
En definitiva, a pesar de los denodados intentos que Marilyn Monroe llevó a cabo en vida para ser considerada de manera distinta a como se la veía, difícilmente desaparecerá nunca de la imaginación colectiva como uno de los íconos eróticos del siglo XX. La imagen de La tentación vive arriba, con blusa y falda plisada blancas que se le levantan y agitan cuando pasa sobre un respiradero del metro de Nueva York, ha quedado indisociablemente unida a su nombre. Su desaparición en plena juventud, y en la cumbre de su fama como actriz y como mito erótico vivo, no hizo más que acrecentar la leyenda.

CARLA ROYO-VILLANOVA Y SUS BESOS ROSAS, MARAVILLOSO PERFUME DISTINTO Y DISTANTE A TODOS




EAU DE PARFUM 2009.
La luz de los recuerdos... "Con la creación de Eau de Parfum 2009 veo materializada una de las ilusiones de mi vida".
"Carla sabia muy bien lo que quería. El perfume es una sinfonía de Rosa Búlgara en homenaje a las mujeres de su familia, con ese fondo a colorete, talco y jabón que le transportan a su infancia.
Ha sido un placer trabajar con ella
Yo solamente he interpretado en perfume la parte que no se ve: el corazón de su alma."
Ana Corsini
Perfumista de CBRB
"Vestir el perfume de una mujer como Carla no puede limitarse a lo etéreo. Si Eau de Parfum 2009 era ella en esencia, ¿había que hacerla palpable! Proteger la luz interior con el glamour y la sofisticación de una mujer de su tiempo. ¡El alma lista para toda la vida!
Mariluz Peñalver
Directora de imagen y comunicación de CBRB






Descripción olfativa:
Corazón: de acordes florales con la Rosa Búlgara como protagonista absoluta y discretas notas de Iris y Violeta. La energía de la rosa se va abriendo en la piel poco a poco.
Fondo: empolvado con Faba Tonka y Musgo de Sajonia, sugiriendo a la Rosa un toque clásico y nostálgico, persistiendo la elegancia de los tocadores de antaño.
Salida: cítrico efímero, un soplo.










ROY SCHERER VERSUS ROD HUDSON


(Roy Scherer Fitzgerald; Winnetka, 1925 - Beverly Hills, 1985) Actor de cine estadounidense. Demostró sus dotes interpretativas en el melodrama y en la comedia, género en el que compartió protagonismo en numerosas ocasiones con Doris Day.

Rock Hudson
Durante la Segunda Guerra Mundial combatió en la Marina, y a su regreso empezó a interpretar pequeños papeles en el cine. Aunque no tenía ninguna experiencia como actor, su altura, virilidad y estilo lo convertían en una promesa. Cambió su nombre, Roy Fitzgerald, por el de Rock Hudson, que era más sonoro; pasó por el dentista y, mientras trabajaba, recibió clases de interpretación, canto, baile y equitación. Fueron necesarias 38 tomas para que consiguiera completar con éxito uno de los diálogos de su primera película, Fighter Squadron (1948).





Pero logró imponerse y, a mediados de los años 50, era una de las principales estrellas de la Universal. En sus comienzos, Rock Hudson destacó por su participación en filmes de acción. Douglas Sirk le incluyó luego con éxito en algunos melodramas memorables, como Obsesión(1954), Sólo el cielo lo sabe (1955), Himno de batalla(1956) y Escrito sobre el viento (1956), con los que obtuvo gran popularidad. En 1956 fue nominado al Oscar por Gigante.
Tras su intervención en otros filmes destacados, entre los que figuran Adiós a las armas (1958) y Esta tierra es mía (1959), en los años 60 demostró un don natural para la comedia, sustituyendo su repertorio de melodramas y películas de aventuras por elegantes farsas de alcoba, a menudo junto a Doris Day. De sus comedias destacan Confidencias a medianoche (1959),Un pijama para dos (1961) y Su juego favorito (1964).
Ya en la madurez, Rock Hudson recuperó su popularidad gracias a las series de televisión Mc Millan y señora yDinastía. Su muerte a los 59 años a causa del sida asombró a muchos de sus admiradores, que ignoraban una homosexualidad confesada y asumida con sinceridad, y contribuyó enormemente a que se despertara en todo el mundo la toma de conciencia sobre esta enfermedad.