domingo, 14 de octubre de 2012

MOLINARD Y HABANITA SENSUALIDAD Y PASION AL EXTREMO







La antigua tradición perfumista de Grasse, que se remonta al siglo XVI, encuentra en la casa Molinard a una de sus más selectas representantes. Fundada en 1849 por un joven perfumista que se hacía llamar Molinard Jeune , fue pionera en la elaboración industrial de perfumes, que destinaba a la selecta galería de visitantes que se acercaban cada año a la Costa Azul francesa. 



A principios del siglo XX; la casa, dirigida por los hijos del fundador, contaba ya con una fábrica propia y con una sólida reputación. Sin embargo, la mecanización de los procesos no impidió que la empresa Molinard mantuviera celosamente algunas fórmulas y técnicas tradicionales en la elaboración de los perfumes, lo cual confiere a sus productos un sello inconfundible. Uno de los clásicos de la casa es Hahattita, un acorde de vainilla y vetiver que nació en 1921 destinado a perfumar los cigarrillos de las garçonnes, y que sólo cinco años más tarde fue presentado en un vaporizador de cristal, obra de Rene Lalique.


 El nombre de Molinard se relaciona también con unos espléndidos perfumes sin alcohol, de gran intensidad, elaborados según una técnica propia.perfumeTaller de elaboración de cremas y otros productos cosméticos de Molinard, en los años veinte.

HERMÉS ARTESANOS Y ARTISTAS








Fundada en 1837 por Thierry Hermès, la firma dedicó sus primeros años de actividad a la confección y venta de complementos para la práctica de la equitación.

 Con la llegada del automóvil, Hermés se recicló y se introdujo en el campo de los complementos de lujo: joyería, marroquinería, pañuelos de seda; etc., llegando a convertirse en un auténtico imperio mundial. En 1947, cuando la firma tenía su sede en el famoso edificio del 42 del Faubourg St. Honoré, se creó la división de perfumes. Sin embargo; tres años antes, para evitar que alguien pudiera utilizar la marca en la elaboración y comercialización de fragancias, Jean-René Guerrand, de acuerdo con el presidente de la compañía, Robert Dumas, lanzó el primer perfume Hermés, no oficioso, de nombre Eau de Victoria. En 1951 apareció Eau d’Hermès, la primera fragancia de la marca propiamente dicha, y cuatro años después, Doblis, creada por el «nariz» Guy Robert. En ambos casos se trataba de perfumes «de la casa», que sólo se comercializaban en las tiendas Hermés.


 Pero todo cambió en 1961 con el lanzamiento de Caleche.

 Inspirado en el legendario Ma Griffe, de Carven, es uno de los miembros más destacados de la familia Chipre. Aparte de su calidad intrínseca, Calèche reviste una considerable importancia histórica puesto que fue la primera fragancia comercializada al margen de los circuitos habituales de la perfumería, la moda o la cosmética que alcanzó repercusión. En 1970 apareció Equipage, la primera fragancia masculina de Hermès, especiada y silvestre.



 Cuatro años después le siguió Amazone, notable incursión en la familia Floral, exótica y evocadora. La década de los ochenta vio la aparición de Eau de Cologne Hermés (1984) y Bel-Ami (1986), fragancia inspirada en la célebre novela de Guy de Maupassant.Calèche, de Hermès, es una fragancia femenina de la familia Floral, con notas de salida aldehidadas y un fondo de maderas.

SERGE LUTENS AMOR Y PASION POR EL ARTE, ARTE POR LA PASION DE AMAR


Serge Lutens

«Si encontrara algo capaz de ofrecerme una ruptura más fuerte que la perfumería, dejaría de ejercer este oficio sin ninguna duda »
Dejando por unos días su exilio marroquí, Serge Lutens ha venido a presentar L’Eau Serge Lutens, una creación que él suele describir como “un antiperfume”. De paso por París, el más secreto de los creadores de perfumes se confía en una larga entrevista donde alternan misterio y franqueza.
Entrevista hecha por Nicolas Olczyk
Para la presentación de su última creación, ha preferido otro lugar* al tradicional del Palais-Royal ¿Por qué?
Porque me permite contar otra historia. Una historia que pone en escena la idea de ruptura. Me gusta esa sensación de ruptura. Si uno no quiere convertirse en una antigualla, de vez en cuando hay que cambiarlo todo. Para seguir existiendo.... Y para no cambiar nada en el fondo. La tienda de Palais-Royal ya es una forma de ruptura: permite escribir una perfumería personal. En 1982, mi primer perfume, Nombre Noir representaba también una verdadera ruptura. En aquel momento, todo era dorado, desde los perfumes hasta las tapas de los pintalabios. Y yo venía con ese perfume de escritura negra, con un envase totalmente negro. La segunda ruptura fue Féminité du Bois en 1992.
Cuando se lanzó Fleurs de Citronnier, usted habló de un perfume anticolonia. Ahora nos convida a la presentación del antiperfume. ¿Hay un toque de provocación en esta invitación? ¿El antiperfume es el anti Serge Lutens de antes?
Le cuento que cuando presenté “L’Eau Serge Lutens” a mis equipos, tuve la impresión de ser un Saint-Just** que anunciaba a la nobleza que iba a perder sus privilegios. Pero no se preocupe, no es una colonia. Detesto las colonias. Tampoco es un perfume verdaderamente. Es un agua limpia. Refinada, matizada. Es como salir del baño. Es como ponerse una camisa recién planchada o meterse en la cama con sábanas limpias …

O sea una nueva sensación de frescura en su universo creativo
No es un agua fresca propiamente dicha. Digamos que es una corriente de aire entre todos esos olores incestuosos. Esta agua, es… una pastilla Valda en el Mont Blanc.
Al mismo tiempo acaba de relanzar hace poco en la colección “export” Muscs Koublaï Khan, un perfume embriagador con tonalidades animales y sucias. Se trata de un aroma totalmente opuesto al de esta agua en el espectro olfativo.
Me gustan los dos. La limpieza y la suciedad…la suciedad de lujo. En efecto MKK tiene un comienzo muy poderoso. Pero lo sorprendente es que los bebés adoran este perfume.
Cada encuentro en París es en realidad una visita, puesto que no vive aquí. ¿Por qué ha optado por vivir en Marruecos? ¿Qué encuentra allí que no existe en otra parte?
Descubrí Marruecos en 1968. Este primer viaje me deslumbró. Encontré sobre todo ese trozo de cedro que luego se convertiría en el perfume Féminité du Bois. ¿Por qué Marruecos? No lo sé. Allí he construido involuntariamente muchas cosas, se ha vuelto mi lugar. Tengo todos mis libros allí. Pero también podría vivir sin nada, sólo con un jersey y en un hotel. Me encantan los hoteles de lujo. Una habitación en el Ritz*** por ejemplo; la idea me entusiasma.
Serge Lutens, aparte de usted, ¿quién le hubiera gustado ser? O también, ¿quién hubiera podido ser?
Francamente no lo sé. Tal vez rey de Francia. O si no reina de Francia, por lo del lujo. ¿Catalina de Médicis ? O quizá Juana de Arco. Hubiera podido ser un santo, o un gran criminal.
¿Qué perfume de otro creador le hubiera gustado crear? Y al revés, con la perspectiva, ¿qué perfume de Serge Lutens no crearía hoy en día, o al menos lo haría de otra manera?
No me arrepiento de nada. Al principio, no me sentía atraído por los perfumes. Llegué al universo de la belleza a los 14 años, porque empecé a trabajar en una peluquería. No tardé en querer cortar el cordón umbilical. Luego me gané la vida trabajando para publicaciones sobre la moda. Y luego me cansé de ser el último orejón del tarro. Entré a trabajar para la marca Dior donde creé la primera colección de maquillaje y también la imagen. Dejé la fotografía que era un medio de expresión por el perfume. Pero si el día de mañana encontrara algo capaz de ofrecerme una ruptura más fuerte que la perfumería, haría lo mismo sin ninguna duda.
¿Qué efecto le produce que le adoren? ¿O que sus perfumes gusten, disgusten o irriten?
Ser adorado asusta, es peligroso… Pienso que de hecho mis perfumes sólo les gustan a unos pocos, a un círculo reducido de personas.
Tal vez le veneren porque la gente cree que puede conocerle por medio de sus perfumes. Algunos de ellos tienen muchos de sus perfumes y de tanto ponérselos, acaban por conocerlos quizás mejor que su propio creador
Quizás. Pero de hecho hace un tiempo conocí a alguien a quien me presenté. ¿Y sabe lo que me dijo? “Ah sí, , Serge Lutens, el célebre fotógrafo”. La gente se queda con vieja ideas.
En los blogs, se puede leer que algunas marcas tratan de hacer hoy en día lo que Serge Lutens hacía hace diez años. Si lo considera un elogio ¿qué piensa de esa crítica a las marcas de perfume?
Puede que sea pretencioso de mi parte, pero no creo que sea una crítica. Tienen toda la razón. Diez años o más incluso. Sea como sea, lo que hacía hace diez años ya no me interesa.
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Desde hace unos años, usted da pruebas de una gran libertad, de fantasía y humor a la hora de ponerle nombre a sus perfumes (Fille en Aiguilles, Louve, Serge Noire, Nuit de Cellophane, Five O’Clock au Gingembre). Las marcas tradicionales por su parte, nombran a sus perfumes como usted lo hacía antes. ¿Los perfumes materia son cosa del pasado?
Los nombres tienen para mí un valor poético. Ambre Sultan, Cuir Mauresque son nombres que anuncian el color, no la materia. El nombre cuenta una historia de por sí. Cuando lancé el perfume Encens & Lavande, era en la época un nombre sumamente moderno. Louve habla del blanco, de la nieve, de la almendra amarga. Féminité du Bois era un nombre misterioso, que sonaba como una frase africana. Sin embargo, hoy en día, parece una idea simple y evidente.
¿Cómo vivió la recompensa del Comendador de la Orden de las Artes y las Letras**** ?
Me sorprendió, pues no estoy a la búsqueda de un sistema de recompensas. Como sabe, soy conocido internacionalmente desde 1968, desde la época Dior. Pero creo que este tipo de premio se otorga para poner de relieve la proyección de Francia en el mundo. Personalmente el poder no me interesa en absoluto.
¿Hay un perfume que le gustaría llevar?
No me perfumo casi nunca. Me perfumo cuando salgo. Es decir tres veces por año. Y en esas ocasiones, siempre me echo un frasco entero de Cuir Mauresque.
¿Hay algún olor que le guste particularmente?
Depende del instante. Me gusta el olor del agua cuando tengo calor, de mi bufanda cuando tengo frío. Me acuerdo del olor a gasolina que me gustaba cuando era pequeño. Me gusta el olor de la grasa de coche. De la aceituna (hay unos aceites de oliva estupendos en Marruecos), el olor a boj, el del pan. Son instantes olfativos fugaces.





¿Cuál es su flor preferida ? 
Probablemente la rosa. Pero no para el perfume. Me gusta el nombre, y lo que sugiere.
¿Y su color preferido? Parece fascinado por el negro…
Para mí, el negro no es un color. Es… un efecto. No sé por qué sólo me visto de negro. La primera vez que me acepté a mí mismo fue gracias al negro. Me acuerdo de cuando, siendo niño, me compraron un par de zapatos negros. Me sentía realmente orgulloso de esos zapatos, por su color. Además de la soledad personal que me brinda el negro, también me gustan otros colores, los colores clericales. Como el violeta o el púrpura. Mazarin, Richelieu… Hubiera podido crear también los venenos de Catalina de Médicis.
¿Hay algún artista que le fascine, un artista que le hubiera gustado conocer?
La gente que realmente adoro, no tengo ganas de conocerla. Pero me hubiera encantado crear Les Demoiselles d’Avignon*****.





Serge Lutens, ¿cuál es su lujo personal?
Para mí, el lujo, es una noción de inmediatez, de obligación. Diría entonces: leer. Otro de mis lujos: el sueño flash. Duermo durante diez minutos y cuando despierto, lo veo todo con nuevos ojos. Me siento limpio…